Noticias SER, Mirtha Vásquez
“Llevamos cinco años en conflicto con esta empresa, estamos agotados, pero nuestra indignación puede más. Salen a decir que somos invasores, que no tenemos derechos sobre esas propiedades a pesar que mostramos nuestras escrituras, se han ido con la policía y su seguridad privada y nos han destruido la casa, golpearon a la gente, llevaron nuestras cosas, hasta la comida que teníamos”
No, este no es el testimonio de Máxima Acuña, es el testimonio de Aurea Pajares, miembro de una tradicional familia de Cajamarca, otrora dueños de haciendas y fundos importantes en esta región. Su padre, el fallecido Gonzalo Pajares, dejó a su muerte, entre otras propiedades, dos haciendas, Puruay y Huacataz, ubicadas en la parte alta de Cajamarca y Baños del Inca, y cuya extensión suma casi 10,000 Has. Por mala fortuna, estas propiedades están comprendidas dentro de la concesión minera de Yanacocha y por ello desde hace varios años esta empresa ha buscado las formas de obtener dichas propiedades. La familia señala categóricamente que ni su padre, ni ninguno de los 22 herederos han vendido nunca a Yanacocha, de hecho no existe documento que acredite ello, pero la empresa señala que esas son sus propiedades y que las adquirió de una tercera persona, un campesino que les vendió 500 Has., el cual no acreditó su propiedad fehacientemente porque sus títulos estaban extraviados (así consta incluso en el documento de compra-venta que hicieron), pero aún así la empresa le compró y logró inscribir los títulos en registros públicos. De las 9500 Has. restantes, la empresa no tiene título, pero aduce que tienen posesión, por lo cual han iniciado un proceso de prescripción en el 2012, justo cuando la familia empezó a reclamarles por su evidente pretensión de entrar a esos terrenos.
A diferencia de la humilde familia Chaupe, en este caso, al inicio, la empresa sí atendió el reclamo de esta familia, los recibió y dialogó con ellos, hasta les ofreció una mediación mediante la CAO, pero pronto los Pajares se dieron cuenta que la empresa no solo trataba de sorprenderlos con tratos absurdos, sino que igual los maltrataba y humillaba.
La resistencia de esta familia al atropello parece haber desatado nuevamente la ira de Yanacocha. 616 demandas por prescripción ha iniciado esta empresa contra los 22 herederos Pajares, 28 demandas por cada heredero, sí aunque no lo crean. Desalojos violentos, bajo su ya conocida fórmula justificante de “defensa posesoria” con la que destruyen y atacan todo a su paso en estas propiedades, incluso bajo el acompañamiento de la Policía Nacional, cierre de los caminos de acceso, denuncias preventivas para amedrentarlos, y como no, el uso de un eficiente aparato comunicacional y mediático para tratar de imponer su parcial posición donde siempre se lucen como las pacíficas víctimas que solo intentan defenderse de aprovechadas y violentas personas.
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