Los conflictos mineros proliferan en la región debido al proceso de expansión que experimenta esta actividad en Cajamarca. A la presencia de Yanacocha, la principal productora de oro de América Latina, se suman nuevos proyectos mineros como Gold Fields y Tantahuatay en la provincia de Hualgayoc; Michiquillay en la provincia de Cajamarca, La Zanja y La Granja en las provincias de Santa Cruz y Chota respectivamente, así como Conga y Miskimayo el primero en la provincia de Celendín y el segundo en las provincias de Cajamarca y San Marcos.
El mayor número de conflictos en la región está relacionado con la expansión de Minera Yanacocha. Las características más notables de los conflictos es el carácter cada vez más violento de los mismos, sea por las prácticas introducidas por empresas como Miskimayo o por la reacción cada vez más fuerte de las comunidades, expresadas no solo en el bloqueo de carreteras sino también de retención de personas y maquinarias como ocurrió en el caso de Totoracocha. La participación de fuerzas de seguridad privada como Forza y las normas de criminalización de las protestas hace que tanto las empresas como el Estado actúen cada vez con mayor fuerza represiva.
Los campesinos detenidos de Totoracocha por varias semanas en el penal de alta seguridad de Huacariz constituye sin duda un nuevo signo de cómo el Estado y las empresas privadas de seguridad hacen sentir la fuerza de las nuevas normas legales que criminalizan las protestas, las demandas y procesos judiciales contra decenas de campesinos están en curso y podrían ser la antesala de un clima de mayor polarización y conflictos en la región. Todo lo cual se agravaría de prosperar las propuestas de leyes que declaran la minería de interés nacional y a su vez reformulan la ley del canon minero lo que contribuiría, sin duda, a incrementar las expectativas de adquisición de beneficios de algunos miembros de las comunidades, así como a una mayor fragmentación del tejido social.
Entre los casos más representativos de los conflictos que han ocurrido en los últimos meses en la región están los de Miskimayo de la Vale Do Rio Doce y los del Quishuar y Totoracocha de Minera Yanacocha. El primero de ellos aún en etapa de exploración, mientras que los dos últimos relacionados con los impactos ambientales y sociales negativos de Yanacocha sobre el agua (canal Quishuar) y el incumplimiento de compromisos y falta de respeto a normas laborales (Totoracocha).
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