Planes de protección: herramienta eficaz para la defensa de los derechos humanos ambientales

Jueves 27 de abril de 2023

Escrito por GRUFIDES

La defensa de los derechos humanos ambientales es un ejercicio de riesgo que, incluso, puede derivar en un peligro real para la seguridad de las personas defensoras. Por tanto, las acciones en pro de los bienes naturales no solo consisten en movilizaciones, protestas y negociaciones con las autoridades, sino que también han de contemplar una serie de medidas de protección para quienes están en la primera línea de esta lucha. Este es, pues, el objetivo que persigue el Grupo de Formación e Intervención para el Desarrollo Sostenible (Grufides), ONG cajamarquina de carácter ambiental, con la creación de planes de protección de la mano de las comunidades con las que trabaja en la defensa de los bienes naturales.

Identificando actores y acciones de protección

Como señala Fátima Horna, abogada perteneciente al equipo legal de Grufides, con esta herramienta “identificamos medidas” de seguridad, así como “con quién podemos trabajar”. La fase de diagnóstico del contexto en el que se trabaja es, pues, vital para diseñar un plan de protección.

En esta etapa, se estiman un conjunto de orientaciones para prevenir riesgos y peligros, al tiempo que se recogen medidas de protección que se aplicarán cuando tenga lugar un suceso riesgoso. En este sentido, los planes de protección contienen tanto medidas de seguridad para poner en práctica en el día a día como aquellas otras dirigidas a manejar hechos imprevistos de carácter más grave y urgente. Otra de las virtudes de tales planes es que exigen un compromiso por parte de la comunidad con respecto a su seguridad de modo que se identifican a quienes serán los/as responsables de llevar a cabo las medidas y/o de supervisarlas. Esta herramienta exige, además, de una actualización continua a cada coyuntura concreta. Como precisa Horna, “los riesgos son variables. En cualquier momento, puede pasar algo”. De acuerdo con ello, es preciso evaluar la adecuación de las medidas al contexto particular y su grado de cumplimiento. Es importante tener en cuenta que no se las ha de descuidar en momentos de aparente calma.

Asimismo, este ejercicio de salvaguarda permite identificar la estela de actores que rodean a la comunidad, clasificándolos en aliados, opositores y neutros. Una vez hecha esta cartografía, se pueden diseñar acciones para relacionarse con cada uno de los actores registrados, procurando, por ejemplo, que un actor considerado, a priori, neutro, se convierta en un aliado.

La clave

En definitiva, lo que se pretende con los planes de protección es incrementar las capacidades de las comunidades. En la medida en que se logra este objetivo, disminuyen, a su vez, las vulnerabilidades en un ejercicio de equilibrio en las que las primeras contrarrestan a las segundas. Así pues, las capacidades se tornan en una suerte de manto protector para las defensoras y los defensores ambientales frente a las amenazas que rodean a su labor en favor de los bienes naturales. En consecuencia, cuantas más capacidades desenvuelva una comunidad, menos vulnerable será frente a los riesgos y peligros.