“En Yanacocha ven los documentales que hago”

Ernesto ‘Tito’ Cabellos. Documentalista.

¿Cómo nace tu pasión por la imagen?

Desde pequeño. Me cuentan mis padres que fue una revolución en la casa cuando compraron una grabadora, esas que parecen un maletita. Me decían “el flaco del maletín”, porque paraba con el maletín y su micrófono, grabando pequeñas cosas cotidianas o simulando sonidos de la radio.

Me imagino que cuando llega la videograbadora te volviste loco...

Sí (risas). Pero primero tuve una cámara de fotos y también fue la exploración de retratar o capturar un instante en que una persona te da un gesto o una expresión que pinta lo que es ella. Pero ya más cerca al documental, lo primero que fue un zamacón para mí fue ver Miss Universo en el Perú, un documental del Grupo Chaski en el año 82.

Cuando se hizo el concurso acá...

Y era ese contraste. Panamericana Televisión organizaba el concurso Miss Universo. El grupo Chasqui se coló y filmó a las reinas de belleza y luego fueron a filmar a las mujeres de las barriadas, de los comedores populares, a las feministas. Es precioso ese documental.

¿Allí es donde tú dices: quiero hacer documentales?

Sí, dije: ¿qué cosa es esto? No es prensa, no tienes al periodista como reportero, sino simplemente las cosas fluían y te mostraban unos contrastes que no veías ni en los mejores reportajes de los programas de televisión. Claro que todavía no tenía la edad suficiente para identificarlo como algo que podría convertirse en un oficio.

¿Y qué estudiaste entonces?

Despistado, entré a estudiar Ciencias en La Católica (risas) Y, bueno, me revolcaron y salí al año y medio y fue toda una crisis existencial, familiar. Te sientes un marciano. Ya todos tus compañeros se proyectan a hacer carrera y yo estaba con mi guitarra (risas), sin saber lo que podía hacer…

Porque también hacías música...

También. Y formamos con Julio Pérez (de La Sarita) una banda, Los Pérez, e hicimos algunas presentaciones. Alberto Andrade era alcalde de Miraflores y organizó el primer concurso de rock en Lima. Se presentaron 200 bandas y nosotros quedamos segundos. Pero me di cuenta de que al estar frente al público me sentía un pez fuera del agua. Lo mío era estar observando, registrando momentos, encontrando formas de contar, de construir un relato.

¿Cuándo encuentras tu rumbo?

Me metí en la prensa escrita muy brevemente a hacer notas culturales, y justo Stefan Kaspar estaba volviendo a filmar, ya no con el grupo Chaski, una película en la que Gregorio y Juliana (dos personajes emblemáticos) se encontraban. Se llamaba Anda corre y vuela. Lo entrevisté y allí me quedé a trabajar…

¿De por ahí nace Guarango?

De ahí, albergado por la productora de Stefan, en un espacio de su hermosa casa en Chorrillos, nace Guarango y uno de los fundadores es Stefan, junto a Marino León, el protagonista Gregorio, Juan Manuel Calderón y yo.

¿Qué determina tu interés por los temas de corte social?

Me fascinó explorar los booms económicos que ha tenido el Perú, porque hemos tenido varios, y ver cómo estas oportunidades no nos sacaban de la desigualdad. Quería contar la historia de este boom económico a través de la gente entrañable que se siente afectada en sus derechos, en su agua, en la tierra, en su salud por esta actividad extractiva, y que encarnen un descontento, una sed de justicia.

Esto te sitúa en el bando antiminero. ¿Eso no te ha causado problemas?

La verdad que no. De hecho, empleas ese adjetivo que, conforme han pasado los años, ha surgido. Antes podía yo ser un ambientalista, después un radical (risas)…

Ahora está “terrorista minero”, ¿no?

Sí, y enemigo del desarrollo y todo eso, pero son argumentos muy pobres… Eso de hecho marca una línea, un perfil, una personalidad como productora y para mí como director, pero yo creo que es bueno tener una línea. Incluso en un mercado de consultoría como las que hacemos es bueno saber que Guarango tiene ese enfoque social, medio ambiental, derechos humanos.

Yanacocha no te contratará (risas).

Claro, para nada. Pero en Yanacocha ven los documentales que hago, ah…

¿Crees que uno de los tres millones de clics de La hija de la laguna sea de Roque Benavides? (Risas)

De Roque Benavides y todos los asesores de imagen, de prensa, de monitoreo de medios que tiene una empresa de esas dimensiones.

¿Este trabajo no te ha causado riesgos físicos, de peligro? 

Nuestro entorno, los personajes que retratamos, las personas que nos facilitan acceso a información, muchas han sufrido detenciones arbitrarias, golpizas. Y, claro, cuando te pones a pensar te puedes llegar a preocupar, pero tampoco puedes dejar de hacerlo, porque estarías cometiendo otro crimen: abandonar lo que siento que es mi pequeña contribución para hacer del Perú un país mejor para vivir… 

¿Vas a seguir en esta línea ?

Hay un documentalista chileno que dice que un país sin cine documental es como una familia sin un álbum de fotos. Yo pienso que cada uno de estos documentales es como una fotito con la que estás contribuyendo al álbum familiar peruano.

La ficha

De niño ya amaba observar y capturar instantes. Soy fundador de Guarango, una asociación de documentalistas especializados en temas sociales y en ir a los lugares más difíciles. Hemos hecho Choropampa, Operación Diablo, Tambogrande, y, en el Festival de Cine de Lima, presentaremos La hija de la laguna, que cuenta la historia de Nélida Ayay, la mujer que habla con los espíritus del agua. El tráiler en Facebook tiene más de tres millones de visitas.

Diario La República